Solemos pensar que cuando una piscina “huele mucho a cloro” es porque acaba de ser limpiada o tiene demasiados químicos por motivos de higiene. Sin embargo, es todo lo contrario, ya que es una señal de que la piscina está acumulando suciedad.
Deborah García, química y divulgadora científica, explica que, para empezar, no se trata de limpiar una piscina con cloro especial, sino declorarla con sales de hipoclorito de sodio.
«Funciona así: la sal reacciona con el agua de la piscina y forma ácido hipocloroso, un agente oxidante capaz de matar a casi todos los microorganismos», explica el experto en un reportaje para el portal La Sexta.
Asimismo, García añade que el proceso se combina con otros tratamientos alguicidas, floculantes y enzimáticos para facilitar la filtración y descomposición de grasas y aceites.